31 de octubre de 2010

Grupo de Sintaxis PUCP en el XI Diálogo de Estudiantes de Lingüística de la Pontificia Universidad Católica del Perú


El Grupo de Sintaxis PUCP participará en el XI Diálogo de Estudiantes de Lingüística que se desarrollará en el
Auditorio de Humanidades de la PUCP. En esta ocasión, presentaremos tres ponencias centrales a cargo de Joel Zavala Tovar, Luis Miguel Rojas y Piero Costa. Estas presentaciones desarrollarán temas de la lingüística contemporánea: la modularidad de la facultad del lenguaje, el debate sobre la recursividad y los principios de economía en el Programa Minimista, respectivamente.



Jueves 11 de noviembre (2:00 – 7:30)

Joel Armando Zavala Tovar: La modularidad de la facultad del lenguaje: relación modular y arquitectura interna
(3:00 – 3:20)

Luis Miguel Rojas: La ausencia de recursividad en pirahã como reto para las teorías chomskianas acerca de la lengua: evidencias y contraevidencias (3:20 – 3:40)

Ronda de preguntas (10 minutos)

Intermedio (10 minutos)

Piero Costa: Identificación de los principios de simplicidad científica de los principios de economía metodológica del Programa Minimalista (4:00 – 4:20)



8 de octubre de 2010

El problema de Platón o de la pobreza de estímulos

(Recensión de "El argumento de la pobreza del estímulo: la opacidad y la escasez de los estímulos. La paradoja del aprendizaje. El Problema de Platón" *)

Joel Armando Zavala Tovar

Un hablante reconoce como bien formada cualquier oración que se capaz de relacionar, es decir, identificar con el tipo o modelo de otra u otras con que haya entrado en conocimiento con anterioridad. De acuerdo con este punto de vista, la competencia gramatical de los hablantes consistiría en una capacidad cuya estrategia básica es la “analogía”, y no exactamente la “imitación”.

Chomsky concluye “la imposibilidad de dar cuenta del conocimiento del lenguaje en términos de analogía”.

La pura semejanza superficial o “analogía” entre oraciones diferentes no parece resultarle de mayor utilidad a un hablante en el desarrollo de habilidades verbales como las comentadas.

El conocimiento de un hablante acerca de las propiedades de los mensajes no puede reducirse a aquello que es capaz de derivar de su simple contemplación y comparación, es decir, por simple evaluación de analogías. Juan Carlos Moreno Cabrera lo ha expresado mediante lo que denomina el Principio de Opacidad:

“Muchas propiedades gramaticales importantes de las lenguas no se pueden descubrir y enunciar si nos atenemos a un análisis superficial, sino que necesitamos aplicar unos complejos mecanismos teóricos de descripción mediante los cuales hacer explícitas esas propiedades gramaticales implícitas pero fundamentales” (Moreno Cabrera, La Lingüística Teórico-Tipológica)

En palabras de Chomsky:

“Los principios que el científico está tratando de descubrir, el niño ya los sabe: intuitivamente, inconscientemente y más allá de la posibilidad de introspección consciente” (Chomsky, El lenguaje y los problemas del conocimiento)

Chomsky opone evidencias lo suficientemente fuertes como para sospechar que lo que un hablante sabe acerca de una cadena lingüística desborda con creces lo que la cadena en sí, esto es, en tanto componente material de la experiencia, le aporta.

El ámbito con relación al cual deberán verificarse las aportaciones del lingüista es el de la mente del hablante, en la medida en que lo que aquel trata de caracterizar es la capacitación cognitiva de éste para desenvolverse en el ejercicio del lenguaje.

Los puntos de vista de Chomsky han sido interpretados como un reverdecer de los planteamientos “racionalistas”, en los que la consideración de la mente del individuo prima sobre la del ambiente en el que se desenvuelve.

Chomsky se basa en la práctica ordinaria del lenguaje para justificar la prevalencia de los conocimientos de que dispone el hablante sobre las propiedades manifestadas en los lenguajes. Los mensajes son especialmente “parcos”, en el sentido de que muchas de las propiedades que el hablante les atribuye carecen de expresión en el mensaje mismo.

Esta idea constituye un primer aspecto de lo que Chomsky ha denominado el “argumento de la pobreza de estímulos”. Los estímulos son pobre en el sentido de que no transparentan formalmente muchas de las cualidades que los hablantes proyectan sobre ellos. Es lo que arriba hemos denominado opacidad. Pero los estímulos son también pobres en otro sentido, mucho más esencial en la línea de argumentación de Chomsky. Al adoptar la perspectiva ontogenética, es decir, al evaluar el proceso de desarrollo individual del lenguaje. Chomsky destaca la uniformidad del proceso, tanto en el tiempo requerido como en la sucesión de fases que implica, y la notable independencia con relación a los estímulos concretamente recibidos por el niño.

El niño tiene la capacidad de sobreponerse a un entorno empobrecido. El estímulo puede ser pobre por “escaso”, sin que ello conlleve mayores desequilibrios entre los hablantes. En este sentido, Chomsky apunta como altamente significativas dos tipos de circunstancias puestas de relieve por la psicología y la lingüística contemporáneas: por un lado, los casos de privación perceptiva, como la ceguera, durante el periodo de adquisición del lenguaje. Los resultados de las investigaciones llevadas a cabo en esta area son sintetizados por Chomsky de la siguiente manera:

“Los niños ciegos sufren una seria falta de experiencia, pero su facultad lingüística se desarrolla de forma normal (…) Hay casos de individuos que han adquirido los matices y las complejidades de la lengua normal en un grado asombroso de refinamiento, pese a que han sido ciegos y sordos desde la infancia, algunas veces desde que tenían dos años, una época en la que apenas sabían decir unas pocas palabras; su acceso de lengua está limitado a los datos que pueden obtener de poner la mano en el rostro de una persona que habla (…) Tales ejemplos demuestran que bastan datos muy limitados para que la facultad del lenguaje de la mente/cerebro suministre una lengua rica y compleja, provista del detalle y el refinamiento de la lengua de las personas que no tienen esas carencias (Chomsky, El lenguaje y los problemas del conocimiento).

En opinión de Chomsky, la mente provee al sujeto de las categorías o nociones que su privación perceptiva le impide extraer de la propia experiencia. Se trata, por tanto, de un claro argumento a favor de las tesis racionalistas de Chomsky.

La suma de los argumentos de la “opacidad” y la “escasez” de estímulo configuran la esencia del argumento chomskyano sobre la pobreza de los estímulos, verdadera idea motora del pensamiento de Chomsky desde sus más tempranas formulaciones. Se esboza ya, por ejemplo, en 1959, fecha de publicación de su crítica a Skinner, donde se hace sobre todo hincapié en la irrelevancia del control externo sobre el niño en el período de adquisición de lenguaje.

Chomsky destaca que el aprendizaje de una lengua es un logro personal del niño que lo lleva a cabo, en el que los esfuerzos y el empeño reguladores de los adultos que lo rodean se revelan esencialmente intrascendentes. Pinker lo expresa de un modo especialmente elocuente:

“Debemos deshacernos de la falsa creencia de que los padres enseñan a hablar a sus hijos (…) Esta enseñanza adopta la forma de una variedad de habla que se ha dado en llamar Motherese, en inglés, Mamanaise, en francés y Maternés en español (…) En muchas comunidades, los padres no se dedican a impartir el idioma maternés a sus hijos; es más ni siquiera dirigen la palabra a los niños hasta que éstos ya saben hablar, salvo algunas peticiones y regañinas ocasionales. Y no es del todo descabellado. En el fondo, es evidente que los bebés no entienden ni una sola palabra de lo que se les dice, así que, ¿para qué gastar energías en monólogos?” (Pinker, El instinto del lenguaje)

Chomsky señala, existe una relación inversa entre la motivación y el esfuerzo del niño, de un lado, y el adulto, de otro, pueden dedicar a la tarea de aprender una lengua, y la progresión que nos será dado a apreciar en uno y otro caso. Podría decirse que un niño aprende su lengua casi a su pesar; no, desde luego, en el sentido de que oponga resistencia de ningún tipo al curso del proceso, sino en la medida en que factores como la voluntad, la dedicación y el esfuerzo resultan para él irrelevantes.

Los diferentes problemas acumulados hasta aquí acaban de conformar lo que Chomsky denomina el Problema de Platón:

“¿Cómo es posible que los seres humanos, cuyos contactos con el mundo son breves, personales y limitados, son capaces de saber tanto?” (Chomsky, El lenguaje y los problemas del conocimiento)


Bibliografía

CHOMSKY, Noam

1988 El lenguaje y los problemas del conocimiento. Conferencias de Managua 1. Madrid: Visor.


LORENZO, Guillermo

2001 Comprender a Chomsky. Introducción y comentarios a la filosofía chomskyana sobre el lenguaje y la mente. Madrid: A. Machado Libros.


MORENO CABRERA, Juan

1995 La lingüística teórico-tipológica. Madrid: Gredos.


PINKER, Steven

1995 El instinto del lenguaje. Cómo crea el lenguaje la mente. Madrid: Alianza Editorial.

* En Lorenzo 2001

El problema de Descartes o del aspecto creativo del uso del lenguaje

(Recensión de "El Problema de Descartes: el aspecto creativo del uso del lenguaje" de Guillermo Lorenzo *)

Joel Armando Zavala Tovar


Nuestra destreza para reconocer la gramaticalidad o agramaticalidad de las oraciones radica en nuestra experiencia previa como hablantes.

En el ejercicio del lenguaje, emitimos e interpretamos oraciones que con toda probabilidad jamás antes han sido formuladas.

Chomsky ha denominado a este problema el aspecto creativo del uso del lenguaje. Al usar el lenguaje somos, en efecto, esencialmente creativos y no imitativos.

El aspecto creativo del uso del lenguaje era usado también como un argumento central para establecer la conclusión, fundamental en el pensamiento cartesiano, de que los humanos son fundamentalmente diferentes de todo lo demás dentro del mundo físico (Chomsky, El lenguaje y los problemas del conocimiento).

Este problema fue desatendido por la lingüística del siglo XX. Ésta tesis es sostenida por Chomsky en Lingüística Cartesiana, donde trata de inscribir su pensamiento relacionándolo con Descartes y otros racionalistas del siglo XVII.

Descartes y sus discípulos observaron que el lenguaje es constantemente innovador, ilimitado, aparentemente libre de control por estímulo externo (Chomsky, El lenguaje y los problemas del conocimiento).

El uso normal de la lengua es libre e indeterminado. Los seres humanos no están obligados a actuar de determinada manera sino solamente incitados e inclinados a hacerlo. (Chomsky, El lenguaje y los problemas del conocimiento).

Una contribución fundamental de lo que hemos llamado “lingüística cartesiana” es la observación de que el lenguaje humano en su uso normal está libre de control de estímulos externos y no restringido a una función práctica de comunicación, en contraste, por ejemplo, con el pseudolenguaje de los animales. (Chomsky, Lingüística Cartesiana).

Esta cuestión ya había sido tratada por Chomsky en su extensa reseña al libro Verbal Behavior de Skinner donde consiguió demostrar la ineficacia de la aplicación de los principios del conductismo la hora de determinar el modo en que un hablante deba expresarse ante una situación concreta.

La determinación a actuar de un determinado modo se explica, según Skinner, en función de estimulación presentada al sujeto, junto con una historia de reforzamientos que comprende la frecuencia con que se ha visto sometido a ese mismo estímulo y la presencia o privación de otros estímulos reforzantes (o inhibidores).

Chomsky argumenta que el lenguaje puede ejercitarse en ausencia de todo estímulo, lo que parece obligarnos a desatendernos del esquema skinneriano en lo que respecta a la conducta verbal.

La cantidad de mensajes “apropiados a la situación” parece ser tan elevado que la alusión a una determinación en la respuesta verbal parece quedar minada. De este modo, Chomsky establece la autonomía del uso del lenguaje con relación a las condiciones del medio en que se ejercita.


· La Meditación IV de Descartes y el Discurso sobre el Lenguaje de Cordemoy: sobre la voluntad y el lenguaje humanos

La reflexión chomskyana sobre el aspecto creativo del uso del lenguaje hunde sus raíces en la Cuarta Meditación Metafísica (1641) de Descartes en la que, sin embargo, no se plantea asunto alguno directamente relacionado con el lenguaje. El tema de esta meditación es la determinación de la causas de la propensión humana al error.

Descartes caracteriza la capacidad volitiva como ilimitada y libre de estímulos externos.

Aunque no planteadas por Descartes, las similitudes con el modo de ser del lenguaje humano se plantean sin dificultad. Como en el caso de la voluntad, a las operaciones del lenguaje no podemos establecerles por anticipado límite alguno. Los actos de emisión lingüística no están condicionados de ningún modo esencial por las circunstancias ambientales.

La posibilidad de permanecer callado aún en las condiciones en que mayor sea la urgencia que nos mueva a hablar, como aconseja Dinouart, remite en efecto a la opinión cartesiana de que cuanto mayor es la fuerza que nos inclina a actuar de un cierto modo, tanto más se demuestra el carácter por completo libre de la voluntad humana, pues siempre nos queda el recurso a no actuar o a hacerle en un sentido contrario al que apuntaría nuestra inclinación.

La datación en el lenguaje humano de las propiedades cartesianas fue ensayada por Géraud de Cordemoy en su Discurso Filosófico Relativo al Lenguaje Conforme a los Principios Cartesianos. Cordemoy se ocupa en esta obra de dilucidar qué aspectos del comportamiento humano no podrían servir para despejar toda duda a propósito de la existencia del alma en mi propio ser y en el de los demás seres que me es dado percibir a mi alrededor.

Cordemoy comparte la idea cartesiana de que el actuar del hombre en contra de sus más inmediatos intereses corporales y físicos (esencia del libre albedrío) es una marca propia de la naturaleza humana.

La idea encuentra una contrastación muy clara en el terreno del lenguaje, ya que está perfectamente al alcance del hombre el ejercitarlo contradiciendo lo que dictaría de manera más inmediata su pensamiento.

Asimismo, Cordemoy insiste en la cuestión de la ilimitación propia del ejercicio del lenguaje humano, y para ello sigue una estrategia propia del racionalismo filosófico: la perspectiva del contraste entre los hombres y artilugios mecánicos construidos para imitar habilidades propias de aquellos.

La apelación chomskyana a esta corriente de pensamiento cartesiano y racionalista tiene, ante todo, la función de servir como inspiración y respaldo filosóficos a su creencia en que situar en un primer plano la consideración a factores prácticos o funcionales en la reflexión teórica sobre el lenguaje humano es una inconsistencia si atendemos a la esencial libertad e independencia respecto a las condiciones ambientales que lo caracterizan.


Bibliografía

CHOMSKY, Noam

1969 Lingüística cartesiana. Madrid: Gredos.


CHOMSKY, Noam

1988 El lenguaje y los problemas del conocimiento. Conferencias de Managua 1. Madrid: Visor.


LORENZO, Guillermo

2001 Comprender a Chomsky. Introducción y comentarios a la filosofía chomskyana sobre el lenguaje y la mente. Madrid: A. Machado Libros.


* En Lorenzo 2001 y con citas de Chomsky 1969 y Chomsky 1988

5 de octubre de 2010

Language in cognition by Cedric Boeckx

El estudio del lenguaje humano como un objeto biológico es en muchos aspectos un instrumento perfecto para el entendimiento de la ciencia cognitiva. Como la lingüística se muestra cada vez más integrada dentro de las ciencias cognitivas, necesitamos respuestas a preguntas como: ¿cómo las propiedades fundamentales del lenguaje se comparan con las propiedades básicas de otras capacidades cognitivas humanas como la visión, la música, las matemáticas, y otros bloques de construcción mental, y ¿cuál es la relación entre lenguaje y pensamiento? Language in cognition guía a los estudiantes de pregrado a través de estas preguntas clave.

Al centrarnos en el estudio del lenguaje y cómo el lenguaje nos informa sobre la estructura y función de la mente humana, este libro resulta muy necesario ya que nos ofrece un punto de entrada en el territorio fascinante de la ciencia cognitiva, incluyendo su historia y controversias. Contiene una guía de estudio integral, así como extensas referencias a promover el estudio más independiente y estructurar el aprendizaje. Centrándose principalmente en las cuestiones sintácticas, Language in cognition es una contribución única a esta incipiente campo de estudio.

Cedric Boeckx es profesor investigador en el Instituto Catalán para Estudios Avanzados (ICREA) y miembro de el Centro para la Lingüística Teórica en la Universitat Autónoma de Barcelona y hasta hace poco profesor asociado de Lingüística en la Universidad de Harvard. Él es autor de Islands and Chains (2003), Linguistic Minimalism (2006), Understanding Minimalist Syntax (2007), Bare Syntax (2008) y editor-fundador con Kleanthes K. Grohmann de la revista Biolinguistics.



Linguistics blog

Página web oficial: http://www.linguisticsblog.tk/
Correo electrónico: jzavalat@pucp.edu.pe
Todos los derechos reservados. LIMA, 2011.
© JOEL ARMANDO ZAVALA TOVAR, 2011.

蒂桑爱乔尔 Sāng dì ài Qiáo ěr