Por Joel Armando Zavala Tovar
Fue una experiencia inolvidable realizar nuestro trabajo de Fonología 1 en la ciudad de Huancayo, en realidad, lo hicimos por primera vez. Llegamos un jueves alrededor de las 6 de la mañana, hacía un frío irresistible, pero eso no dificultó nuestro fascinante periplo. Buscamos un lugar donde alojarnos, lo conseguimos alrededor de las 8 de la mañana, luego de un desayuno alentador y una corta caminata por la ciudad nos dirijimos por la tarde a Chupaca que se encuentra cerca de Huancayo. Tomamos uno de los servicios de colectivo para ir a Ñahuimpuquio, una comunidad conocida por tener una laguna algo misteriosa cuya leyenda la contaré en otra oportunidad.
En ese lugar encontramos a hablantes que tenían al quechua como primera lengua y al español como segunda lengua, ideal, pues, nuestro trabajo era realizar el análisis fonológico de el español andino. Obviamente la lengua materna, el quechua, al influir en la segunda, el español, nos mostraría ligeras variantes fonéticas que nos servirían para nuestro análisis. El primer día grabamos a tres hablantes de dicha comunidad que se mostraron ávidos a darnos información sobre su pueblo, sus costumbres, su tradición, sus historias, etc., cuando terminamos, fuimos a las ruinas de Arwaturo a 15 minutos de Ñahuimpuquio, estas ruinas pertenecen a la cultura wanka o huanca que en quechua significa "toro de piedra", al igual que este topónimo, Ñahuimpuquio es una palabra quechua que significa "ojo de agua", al parecer, por la laguna que existe ahí. Cuando llegamos a Arwaturo nuestra meta era tomarnos una fotografía frente al nevado del Huaytapallana que se podía ver al fondo de las ruinas, pero el anochecer dificultó nuestro propósito, sin embargo, llegamos a hacerlo. Cuando llegaba la noche, llegamos a Ñahuimpuquio para tomar el carro que nos llevaría de regreso a Chupaca y luego a Huancayo.
La noche estuvo muy fría pero al fin y al cabo linda. Llegamos a Huancayo algo cansados, sin embargo, pude darme un tiempo para salir pasear por la ciudad y encontrarme con unas amigas que no veía hace mucho tiempo. Al siguiente día, viernes, retomamos nuestro viaje a Ñahuimpuquio y concluimos con nuestra labor de recolección de datos lingüísticos...
Los días restantes, sábado y domingo, pude irme de viaje a Tarma a visitar a mi familia, todo fue muy satisfactorio. El domingo por la noche, salí de Tarma rumbo a Huancayo, pues, en esta última ciudad debía de abordar el bus que me llevaría de regreso a Lima. Los recuerdos son infinitos...
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