12 de abril de 2008

¿Cuántas lenguas indígenas existen en el Perú?

El presente artículo lo leí en el blog de Nila Vigil, a la que ya hemos hecho mención antes en este blog. Este artículo, de acuerdo con Nila, está dirigido principalmente a estudiantes de lingüística y jóvenes lingüistas, por este motivo, creo conveniente postearlo aquí, que también es un blog para jóvenes lingüistas. Saludos y disfrútenlo.
Estoy segura de que no exagero si digo que hay más de mil artículos en los que se sostiene que el Perú es un país multilingüe. Pero resulta extraño que no haya tantos artículos que nos hablen del número de lenguas indígenas que se hablan en este territorio. Una de las razones puede ser porque la afirmación de que se hablan muchas lenguas no la dicen solo los lingüistas sino también los antropólogos, arqueólogos, maestros, médicos, etc. y, bueno, no esperamos que todos ellos sepan el número de lenguas que hay. ¿Cuántas lenguas indígenas existen en el Perú? es una pregunta que se esperaría puedan responder los lingüistas. Pero la cosa no es así. Los lingüistas tienen distintas opiniones al respecto porque discernir sobre cuándo estamos ante una lengua o ante una variedad dialectal tiene que ver con cuestiones de distinta índole: históricas, sociales, políticas, económicas, etc. En este artículo quiero presentarles, brevemente, el asunto de la delimitación de las lenguas indígenas habladas en el Perú.[1]

En ocasión de la presentación de su libro: “El chipaya o la lengua de los hombres del agua”, se entrevistó a su autor, el lingüista Rodolfo Cerrón:

Como han podido apreciar, cuando se le pregunta ¿cuántas lenguas se hablan en el Perú? (7’:49”), Cerrón responde:

”Tenemos muchas realmente, muchas lenguas. Es muy difícil tener una estimación siquiera aproximada porque, por otro lado, ni siquiera estamos preparados como para distinguir certeramente entre lenguas y dialectos. Esto es un tema muy debatido dentro de la lingüística. Hay distintos criterios que se manejan para distinguir una lengua de un dialecto, de manera de que las cifras siempre son aproximadas, ¿no? y estamos hablando de por los menos unas 80 o 90 lenguas.”

Esta es una afirmación pesimista de Cerrón y no es tan cierto que no se tenga siquiera una idea aproximada del asunto. Creo que si bien hay algunas lenguas en las que no se ha definido su estatuto lingüístico, hay importantes investigaciones en lo que al multilingüismo del Perú se refiere, que se basan en una tradición de investigación de lingüística amerindia que tiene muchos años.

Es cierto que los lingüistas no se han puesto de acuerdo en definir los conceptos de lengua y dialecto pero eso no debería sorprendernos, son muchos los términos en los que los lingüistas no coincidimos. Pero si aceptamos que los conceptos son “operativos”, no debemos esperar tener una idea unívoca de dialecto o de lengua para ensayar una clasificación de las lenguas que coexisten en el territorio peruano, sino que debemos ser concientes de que las clasificaciones que se den, se enmarcarán dentro de las concepciones de lengua y de dialecto que tenga el “clasificador.”

Actualmente podemos distinguir dos líneas en la clasificación de lenguas: la del Instituto Lingüístico de Verano (ILV) y la de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

El ILV considera que en el Perú se hablan 91 lenguas (ver aquí) Esta es la información que también maneja Anna Maria Ecobar: “Otro dato que necesitamos considerar es que la población quechuahablante representa el 90% de la población indígena en el Perú, que incluye a 85 lenguas indígenas (cf. Grimes 1988: 135)”. (Escobar, Anna María: Contacto social y lingüístico. El español en contacto con el quechua (disponible aquí)

Un aporte muy importante para conocer la realidad lingüística del Perú es el que nos dio Inés Pozzi Escot en su libro: el multilingüismo en el Perú (he tocado el tema acá):

En ese texto, en el que participaron más de sesentas estudiosos de las lenguas, Pozzi Escot consigna 43 lengua indígenas. En la reseña que hace Trapnell del libro de Pozzi Escot nos dice:

Una primera cuestión fundamental a la que el libro contribuye tiene que ver con la determinación del número de lenguas y familias lingüísticas que coexisten en nuestro país. Este trabajo fue iniciado por la compiladora en 1995, a pedido de los organizadores del Encuentro Panamazónico sobre Lenguas Indígenas que se realizó en Belém de Pará al año siguiente. Con los lingüistas Gustavo Solís y Fernando García asumió el encargo de elaborar un mapa de las lenguas y familias lingüísticas de la Amazonía Peruana con propósito comparativo con otros países amazónicos. El diálogo desarrollado con diversos expertos a raíz de este trabajo los llevó a sugerir cambios en el número de familias lingüísticas y de sus componentes. Como resultado de este trabajo presentaron en el encuentro de Belém de Pará un total de 17 familias (incluyendo el quechua) y 39 lenguas. En el prólogo del libro que comentamos, la compiladora indica que ha incluido la lengua sharanahua-marinahua en la familia Pano dado que su estatus como lengua está en estudio y que ha separado la lengua candoshi shapra de la familia jíbaro por recomendaciones de algunos investigadores. De tal manera, la propuesta de este libro es de 19 familias lingüísticas y 43 lenguas andinas y amazónicas. Sin embargo, como bien señala Pozzi Escot al inicio de la obra, ésta es provisional y, por tanto, abierta a nuevos cambios y ajustes por lo complejo que resulta tratar de “trazar las líneas divisorias entre un habla y otra y decidir cuántas de ellas son lenguas y cuáles dialectos de una lengua”.

La mayoría de lingüistas en el Perú sigue la clasificación propuesta por Solís, Pozzi Escot y Fernando García (que ha sido reajustada por Gustavo Solís el 2002).

Es importante señalar que si bien Cerrón nos habla de unas 80 o 90 lenguas indígenas él no se adscribe a la propuesta clasificatoria que el ILV ha propuesto para las lenguas andinas. Así, para el caso del quechua, él ha propuesto una clasificación (puede encontrarse un resumen de la misma aquí) basada en los estudios de Torero.

Pero volviendo al caso de las lenguas habladas en el Perú, la pregunta natural sería: ¿por qué hay tanta discrepancia entre el número de lenguas que da el ILV y San Marcos? Para responder a esa pregunta debemos recordar que el ILV es el sucesor del Instituto de traductores de la Biblia Wycliffe, creado por Cameron Tonwsend con el objetivo de llevar “la palabra de Dios a todos.” Lo que hacía el ILV era traducir Biblias y, además de ello, ejecutaba en los lugares en los que operaba, con anuencia del gobierno, programas de educación bilingüe de transición; es decir, programas en los que se enseñaba a los niños a leer y escribir en sus lenguas y una vez que habían aprendido esas habilidades, se les enseñaba en castellano y se dejaban las lenguas indígenas. Es muy significativa esta cita de un discurso que pronunció Cameron Townsend a raíz del décimo aniversario deL ILV en el Perú, que encontré en un artículo de Lucy Trapnell:

Autorizados por el éxito de las escuelas bilingües, podemos vislumbrar un día cuando los hermosos y complejos lenguajes que hoy estudiamos con tanto afán y encanto hayan desaparecido. El idioma oficial quedará imperante por todas partes como debe ser”

Así pues, el objetivo inmediato del ILV era traducir la Biblia, de ahí el afán por hacer tantos alfabetos como variedades dialectales se encuentran, con la idea de que mientras más “refleje” la escritura la variedad dialectal, más fácil será leerse esa Biblia.

La escritura que plantea el ILV no tiene un afán unificador, es solo una cuestión metodológica: se escribe en la lengua indígena “por ahora”, hasta que se aprenda castellano y la lengua indígena pueda olvidarse. Así vistas las cosas, se entiende porque David Stoll señala que “Los objetivos últimos de las escuelas bilingües fueron convertir a los Aguaruna en cristianos evangélicos y convencerlos de aceptar la colonización” (p.151)

Entender que se está ante distintas lenguas y proponer escrituras para cada una de estas es, como lo señala Cerrón, una muestra: “de viejas tendencias disruptivas alentadas por regionalismos estrechos así como por agentes foráneos (como el ILV) que se empeñan en exacerbar diferencias superficiales allí donde existen áreas de continuidad y unidad supralocales.”

Hemos dado una razón por la que el ILV ha considerado tantas lenguas. Hemos visto también que hay una propuesta clasificatoria de lenguas habladas en el Perú realizada desde las universidades (que se basa en una tradición académica) y creemos que esta propuesta puede darnos un punto de partida para la clasificación de las lenguas, si es que quisiéramos profundizar sobre el asunto.
Es necesaria la investigación dialectológica y es necesario también no perder de vista el hecho de que las lenguas no se clasifican solo por factores internos sino también por factores externos (recordemos que no existen los dialectos como unidades discretas sino un continuum dialectal, nos dice Romaine).

Para terminar, dos cosas:

- la pregunta de Inés Pozzi Escot en el prólogo de su libro el Multilingüismo en el Perú es “¿cómo unirnos en la diversidad si no nos conocemos?; a eso yo le añado, ¿es posible conocer nuestra diversidad si no decimos nada ante el hecho de que existan instituciones como la “Academia Peruana de la lengua” en un país que se asume como pluricultural y multilingüe? Y después nos reímos de que los gringos llamen campeonato mundial de béisbol a ese en el que solo ellos compiten.

- no es verdad que estemos incapacitados para decir cuántas lenguas hay. Es necesario despertar el interés en los jóvenes lingüistas para investigar las lenguas indígenas. Es con ese espíritu que les dejo dos materiales:


Uno de Jon Landaburu (excelente lingüística de quien me he referido en este post) que estudia el asunto de las lenguas indígenas en Colombia y que en su primera parte nos da una panorámica de la tradición clasificatoria:Clasificación de las lenguas indígenas de Colombia y el otro es el Diccionario etnolingüístico y guía bibliográfica de los pueblos indígenas sudamericanos

Buena lectura.

[1] Cuando hablo de lengua indígena me estoy refiriendo a las lenguas que entran en las clasificaciones de la lingüística amerindia. Hago esta aclaración para evitar las confusiones que puede traer para algunos el término indígena.


[2] La caracterización lingüística del quechua es ampliamente conocida: El quechua forma un inmenso continuo dialectal de más de 46 dialectos diferentes agrupados genéticamente en dos ramas. Alfredo Torero (“La familia lingüística quechua”, en: “América Latina en sus lenguas indígenas.”Caracas: Monte Ávila, 1983.) les da los siguientes nombres: Quechua I (o Waywash) y Quechua II (o Wampuy). Esta última, a su vez se divide en tres subramas: A (Yungay), B (Chinchay) y C (Meridional). Adicionalmente propuso una agrupación de las múltiples variedades empleadas en el Perú en siete supralectos según su inteligibilidad mutua.Romaine, S. “La lengua en la sociedad/ la sociedad en la lengua.” El lenguaje en la sociedad. Barcelona: Editorial Ariel, 1996.

Fuente: Insituto Lingüístico de Invierno

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No confíen en este seudo-linguista. Sabe que ya esta viejo y desea protagonismo. De donde ha sacado la huada de que hay noveintaitantas lenguas, creo que ni G. Solis diria tal barbaridad.

Salu2

Joel A. Zavala Tovar dijo...

Hola, "super-linguista". Solo para opinar sobre tu comentario. Rodolfo Cerrón-Palomino es un lingüísta muy bueno, no es un seudolingüista ni mucho menos un aficionado por la lingüística, todo esto queda demostrado con sus sorprendentes trabajos dentro del campo de la lingüística andina. En segundo lugar, me parece que tienes que revisar libros de dialectología, pues, nosotros, los lingüistas, somos conscientes de la ambigüedad de términos dentro de nuestro campo, además de no saber diferenciar claramente una lengua de un dialecto, en términos generales, a no ser que querramos asumir conceptos tajantes o dogmáticos. El hecho de que Cerrón-Palomino diga que existen alrededor de 80 ó 90 lenguas muestra, posiblemente, el hecho de qué se está contabilizando, es decir, verdaderamente una lengua o un dialecto, por lo tanto, no veo que esto sea una "huada", sino más bien una perspectiva, como la es la de Solís Fonseca, que por cierto, tampoco merece un comentario poco grato, pues, al igual que Cerrón-Palomino, éste es un gran estudioso de las lenguas amazónicas en nuestro país, además de un buen profesor en la cátedra de Lingüística Amerindia de la Universidad de San Marcos. Espero haberte mostrado la realidad y haber corregido esos vacíos que te hicieron producir tal comentario, pero lo entiendo, porque también existen vacíos en la lingüística, como ves.

Joel Armando Zavala Tovar

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