16 de septiembre de 2008

Tras el origen de las palabras

EL FONDO EDITORIAL DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA ACABA DE PUBLICAR "VOCES DEL ANDE. ENSAYOS SOBRE ONOMÁSTICA ANDINA", UN CONJUNTO DE ESTUDIOS DEL LINGÜISTA RODOLFO CERRÓN-PALOMINO, QUIEN TIRA ABAJO CIERTOS MITOS Y USOS SOBRE ALGUNOS VOCABLOS DE USO COMÚN EN NUESTRO PAÍS

Por Gonzalo Galarza Cerf

Rodolfo Cerrón-Palomino es un lingüista que hurga en el origen de las palabras y desentraña el motivo por el cual 'Cuzco' se escribe con 'z' o por qué se designó a uno de los lagos más altos del mundo con el nombre de Titicaca, una labor que lo lleva a internarse durante períodos largos en zonas alejadas: "No hay mayor emoción que llegar a los sitios que aparecen como exóticos e inaccesibles en los documentos", dice. La suya es una lucha contra el tiempo, la falta de registro escrito y la distorsión de los significados.

Cuánto daño les ha hecho el registro occidental a las lenguas aimara y quechua?

Algún daño, porque al distorsionarse la forma se ha conseguido ocultar o borrar el mensaje, el sentido que portaba. Y cada vez se hace más difícil y se presta de refilón a lo que llamamos la etimología popular: empezamos a darle significados que nos parecen más familiares, incluso ya de origen castellano, y todo eso suena mejor, más bonito. Pero la forma conlleva la distorsión del significado.

Al cambiar el origen, se cambia la historia del nombre y se van perdiendo las raíces.

Eso lo discuto en el libro, donde muestro cómo se han ido distorsionando los significados y los mensajes que portaban nombres como 'Cuzco'. Ha sido fatal. Estamos ocultando el legado de los pueblos que crearon tales nombres en su momento y que les dieron un mensaje, un significado. Mi tarea es tratar de rescatar ese significado y hacer un poco de justicia a la lingüística.

Incluso el Inca Garcilaso da como quechuas topónimos aimaras.

Así es. El Inca Garcilaso, incapaz de comprender el significado de los términos aimaras y con el afán de querer demostrar que sí sabía quechua y podía dar cátedra a los historiadores, trata de explicar por el quechua nombres que son típicamente aimaras. Eso es escandaloso. Él lo hacía guiado por esa pasión por lo andino, lo incaico.

Incluso Raúl Porras Barrenechea también cayó en errores...

En su caso, como la mayoría de nuestros historiadores de la época, jamás hizo un esfuerzo serio por conocer las lenguas nativas. Y esto es algo que yo siempre he criticado. Acá siempre se ha practicado una historia de la civilización peruana al margen de la lengua. Porras era uno de los que practicaba eso.

¿Se tomó con desdén?

Es producto de su época, toda la intelectualidad peruana básicamente costeña ha vivido a espaldas de su propia realidad y las lenguas no han servido para nada. Simplemente son adornos y no importaba cómo se escribieran, cómo se pronunciaran.

Uno de los ejemplos del libro es el origen de la palabra 'amauta', la cual se piensa que es quechua.

Muchos de nuestros términos y buena parte de los institucionales del incario son de origen aimara, además de algunos de nuestros peruanismos, como 'jora' o 'carapulca'.

Otra gran creencia es pensar que el aimara proviene de las zonas altiplánicas.Es el mito que persiste hasta la fecha.

Los bolivianos creen que se origina en el Altiplano, que fue la lengua de Tiahuanaco. Son mitos que se han ido desenmascarando a través de la arqueología y la historia.
Aunque algunos los mantienen para politizar el tema...Esos nacionalismos falsos son una realidad. Nunca van a aceptar los intelectuales bolivianos, que no sean realmente serios, estos 'descubrimientos' de las disciplinas sociales --incluida la lingüística-- y persisten en viejos errores. Para mí la actitud boliviana es muy parecida a la actitud cusqueña. Se aferran a mitos y distorsiones que remontan a la Colonia, y no admiten estas revelaciones de la ciencia contemporánea.

¿Antiguamente la lengua no llevaba el nombre de 'quechua'?
Surge por esa necesidad de los españoles de crear un membrete para aludir a la lengua de estos pueblos, e identificarlos socialmente y culturalmente. Primero fue designada como 'quichua', luego 'quechua' y 'aimara'. Las lenguas nunca tienen un nombre propio a menos que sea necesario ponérselo por razones de identificación frente al otro.

¿Hay mucha fantasía de los lingüistas y los poderosos de la época, al punto de que se pierden historias como las del origen del nombre Titicaca?

Incluso más allá del aimara. 'Titi' significaba 'sol' en la lengua puquina, posiblemente la lengua oficial de los primeros incas. 'Qaqa' es 'cerro' o 'peña', entonces era 'peñón del sol'. La tradición dice que en medio de las tinieblas apareció el sol en lo alto de la isla, porque el significado en quechua es 'sierra de plomo'. ¡No tiene ninguna motivación! Uno se pregunta: "¿Cuál es el cerro y dónde está el plomo?".

Porque no solo hay un significado ni un significante, sino un motivo más allá.

Esto es lo que trato de buscar: encontrar el verdadero origen de los términos. Nuestro medio es aún insuficiente y es un terreno basto de aficionados donde cada quien pontifica sin ninguna base. En esta tierra de nadie trato modestamente de enderezar las cosas y llamar la atención para que no se caiga en el facilismo y no se siga en el camino del trabajo del aficionado. En Europa el aficionado no tiene ni voz ni voto. Aquí basta que uno sea quechuahablante para que se le considere autoridad.

¿Qué le fascinó de esta labor para que dejara su sueño de escritor?

Mi anhelo era ser escritor, me desvivía por serlo. Empecé a escribir cuentos y estaba consiguiendo la aprobación de amigos que hoy día son intelectuales serios. Ellos me estimulaban y veían un futuro escritor, pero me fue ganando la lingüística. Tuve la oportunidad de contar con buenos maestros en mi vida universitaria y descubrir mi verdadera vocación. Por eso dejé de lado la vocación de escritor.

Una labor que combina con un trabajo de campo prolongado.

No concibo el lingüista de gabinete encerrado en su oficina. En mi trabajo con lenguas indígenas considero imprescindible tomar contacto con estos pueblos, viajar, estudiarlas en los sitios donde se hablan. Al aimara le dediqué unos diez años cuando fui profesor visitante del Programa de Educación Bilingüe en Puno durante los ochenta y noventa. Uno puede pasarse años tratando de averiguar el significado de un término y la satisfacción al dar con él es enorme. Es la pequeña retribución que uno encuentra.

PERFIL

NOMBRE
Rodolfo Cerrón-Palomino

EDAD

67 años

PROFESIÓN
Lingüista y profesor principal de la PUCP

PUBLICACIONES
"Quechumara: estructuras paralelas del quechua y del aimara" (2008), "El chipaya o la lengua de los hombres del agua" (2006), "Castellano andino" (2003), "Lingüística quechua" (2003) y "Lingüística aimara" (2000)

Comentario: Si comparan esta entrevista y la anterior se darán cuenta que Cerrón-Palomino pone sobre el tapete la discusión sobre la lengua que hablaron los incas, en la entrevista realizada por Peru. 21. no se refirió al puquina, sino al aimara, pero en la presente entrevista nos habla de el puquina como la posible lengua de los incas. De ambas entrevistas se deduce que Cerrón-Palomino asume que "la primera lengua oficial de los incas" fue el puquina, luego el aimara y por último el quechua.

Fuente: http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-09-06/tras-origen-palabras.html, revisado el 16 de setiembre de 2008.

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